FUNCIONES DEL LENGUAJE: Cuando transmitimos un mensaje existe siempre una finalidad. El interés que el emisor tiene cuando envía un mensaje es la intención comunicativa. Al variar ésta, varía la función del lenguaje.
-Función representativa, informativa o referencial: Con ella, el lenguaje se utiliza para transmitir información sobre la realidad. Se relaciona con la situación y se caracteriza por la objetividad.
-Función apelativa o conativa: El emisor intenta provocar una reacción en el receptor. Se relaciona con el receptor. Los medios más frecuentes en este tipo de mensajes son los vocativos, los imperativos, las llamadas de atención…
-Función Expresiva: Relacionada con el emisor, quien pretende transmitir aspectos de su mundo interior y psíquico: emociones, sentimientos, vivencias, estados emocionales… Se caracteriza por la subjetividad, y los medios que se emplean para conseguirla son sufijos apreciativos, y algunos rasgos suprasegmentales como el tono, el volumen de la voz, la intensidad…
-Función fática o de contacto: Sirve para establecer comunicación, mantenerla o concluirla.Se relaciona con el canal. Emplea fórmulas iniciales, saludos, muletillas, llamadas de atención,...
-Función metalingüística: Se usa cuando la información se refiere a algún código, explicando sus significados y usos. Se relaciona con el código.
-Función poética: Intenta resaltar la forma, sorprender al receptor, no tanto por el contenido del mensaje sino como por la forma de decirlo. Es la función propia del arte, y por tanto de la literatura. Se caracteriza por un empleo connotativo del código, fuera de lo tradicional.
LENGUAJE
lunes, 15 de agosto de 2011
FIGURAS LITERARIAS
FIGURAS LITERARIAS:Procedimientos lingüísticos que buscan dar mayor expresividad al lenguaje mediante el uso de ciertas particularidades fónicas, gramaticales o semánticas.
Son característicos de la función poética del lenguaje y propios de los textos literarios tanto en prosa como en verso, más abundantes en la poesía. Pueden aparecer también en otro tipo de textos como en el lenguaje publicitario, en ciertos textos periodísticos y en la lengua coloquial. Entre las figuras líricas que se utilizan están:
- COMPARACIÓN Relación de dos objetos en virtud de su parecido. Van unidos por conectores comparativos.
- SINESTESIA Cambio de la forma de percepción sensorial de un elemento.
- METÁFORA Implica la sustitución de un término por otro, en virtud de su semejanza.
En muchas ocasiones, la metáfora y la imagen se toman como sinónimos.
- METONIMIA Sustitución de un término por otro (causa-efecto, continente-contenido, materia-objeto, etc.)
- SINÉCDOQUE “La parte por el todo y el todo por la parte”
- HIPÉRBOLE Exageración de una idea o cosa.
- SÍMBOLO Se sustituye una idea abstracta por un elemento concreto.
- PERSONIFICACIÓN O PROSOPOPEYA Da características humanas a animales o cosas.
- ALITERACIÓN Repetición de la misma letra o sonido.
- RETRUÉCANO Reiteración de una proposición en que se invierte el orden de los términos. “Prefiero poner riquezas en mis pensamientos que mis pensamientos en las riquezas”
- EPÍTETO Utilización de adjetivos explicativos que ponen énfasis en lo designado.
- ENUMERACIÓN Dispone las ideas en una lista utilizando comas.
- ANÁFORA Se repite una palabra al comienzo de cada verso.
- ASÍNDETON Ausencia de conjunciones, que se reemplazan por comas.
- POLISÍNDETON Repetición de conjunciones.
- ELIPSIS Omisión de uno o varios términos de la oración.
- HIPÉRBATON o inversión del orden gramatical del enunciado.
- ANTÍTESIS o contraposición de una frase a otra.
- PLEONASMO Se utilizan repeticiones absolutamente innecesarias para crear énfasis.
- IRONÍA: Expresión de lo contrario a lo que se piensa de tal forma que por el contexto, el receptor puede reconocer la verdadera intención del emisor.
- CALAMBUR: Juego de palabras que consiste en formar una nueva expresión aprovechando las sílabas de otra palabra.
Son característicos de la función poética del lenguaje y propios de los textos literarios tanto en prosa como en verso, más abundantes en la poesía. Pueden aparecer también en otro tipo de textos como en el lenguaje publicitario, en ciertos textos periodísticos y en la lengua coloquial. Entre las figuras líricas que se utilizan están:
- COMPARACIÓN Relación de dos objetos en virtud de su parecido. Van unidos por conectores comparativos.
- SINESTESIA Cambio de la forma de percepción sensorial de un elemento.
- METÁFORA Implica la sustitución de un término por otro, en virtud de su semejanza.
En muchas ocasiones, la metáfora y la imagen se toman como sinónimos.
- METONIMIA Sustitución de un término por otro (causa-efecto, continente-contenido, materia-objeto, etc.)
- SINÉCDOQUE “La parte por el todo y el todo por la parte”
- HIPÉRBOLE Exageración de una idea o cosa.
- SÍMBOLO Se sustituye una idea abstracta por un elemento concreto.
- PERSONIFICACIÓN O PROSOPOPEYA Da características humanas a animales o cosas.
- ALITERACIÓN Repetición de la misma letra o sonido.
- RETRUÉCANO Reiteración de una proposición en que se invierte el orden de los términos. “Prefiero poner riquezas en mis pensamientos que mis pensamientos en las riquezas”
- EPÍTETO Utilización de adjetivos explicativos que ponen énfasis en lo designado.
- ENUMERACIÓN Dispone las ideas en una lista utilizando comas.
- ANÁFORA Se repite una palabra al comienzo de cada verso.
- ASÍNDETON Ausencia de conjunciones, que se reemplazan por comas.
- POLISÍNDETON Repetición de conjunciones.
- ELIPSIS Omisión de uno o varios términos de la oración.
- HIPÉRBATON o inversión del orden gramatical del enunciado.
- ANTÍTESIS o contraposición de una frase a otra.
- PLEONASMO Se utilizan repeticiones absolutamente innecesarias para crear énfasis.
- IRONÍA: Expresión de lo contrario a lo que se piensa de tal forma que por el contexto, el receptor puede reconocer la verdadera intención del emisor.
- CALAMBUR: Juego de palabras que consiste en formar una nueva expresión aprovechando las sílabas de otra palabra.
Mutis
mutis.
(Del it. mutisi, muévase, retírese, voz con la que el apuntador indicaba a un actor que saliera de la escena, imper. del ant. mutarsi, moverse, retirarse, y este del lat. mutāre, mudar, irse de un lugar).
1. m. Expresión que en el texto o en la representación teatrales indica que uno o varios personajes deben retirarse de la escena.
2. m. Acto de retirarse de la escena y, por ext., de otros lugares.
3. m. coloq. U. para imponer silencio o para indicar que una persona queda callada.
hacer ~.
1. loc. verb. Salir de la escena o de otro lugar.
2. loc. verb. callar.
medio ~.
1. expr. U. en el teatro para indicar que un actor simula retirarse de la escena y entra a otra.
Diccionario de la Lengua española.
(Del it. mutisi, muévase, retírese, voz con la que el apuntador indicaba a un actor que saliera de la escena, imper. del ant. mutarsi, moverse, retirarse, y este del lat. mutāre, mudar, irse de un lugar).
1. m. Expresión que en el texto o en la representación teatrales indica que uno o varios personajes deben retirarse de la escena.
2. m. Acto de retirarse de la escena y, por ext., de otros lugares.
3. m. coloq. U. para imponer silencio o para indicar que una persona queda callada.
hacer ~.
1. loc. verb. Salir de la escena o de otro lugar.
2. loc. verb. callar.
medio ~.
1. expr. U. en el teatro para indicar que un actor simula retirarse de la escena y entra a otra.
Diccionario de la Lengua española.
SECUENCIAS TEXTUALES: Una secuencia textual corresponde a una unidad constituyente del texto, de un nivel menor a este. Las secuencias están constituidas por proposiciones con una organización interna propia. Ellas aluden al esquema de organización interna del contenido; se ubican entre la frase y el texto.
El concepto de secuencia nace con E. Werlich. Sin embargo, es J. M. Adam quien lo retoma. Él postula que es incorrecto hablar de tipos de texto, pues no existen discursos puros, por lo cual solo podemos establecer la existencia de secuencias prototípicas. Para ello, Adam descubre que existen secuencias constituidas por enunciados con una organización de su estructura reconocible y estable. Es por todo lo anterior que Adam considera que es más adecuado hablar de “secuencias textuales” por sobre “tipos de textos”, porque la secuencia es un modo de segmentación para articular el texto.
J. M. Adam distingue cinco secuencias textuales prototípicas: la secuencia argumentativa, la secuencia descriptiva, la secuencia dialógica–conversacional, la secuencia explicativa y la secuencia narrativa.
Como es casi imposible encontrar textos puros, lo más común es encontrar diversas secuencias dentro de un texto. A modo de explicación de dicho fenómeno, Adam plantea la distinción entre secuencia dominante y secuencia secundaria. La primera alude a la que manifiesta mayor presencia en el texto. La segunda corresponde a la(s) secuencia(s) presente(s) en el texto sin ser dominante(s). Si una secuencia enmarca otra secuencia, se le llama secuencia envolvente.
Las secuencias se caracterizan por ser autónomas con respecto al texto, pese a que pueden mantener una relación de dependencia o independencia con él. Además, poseen una organización interna propia que se puede descomponer en diferentes partes. Finalmente, se combinan jerárquicamente con otras secuencias textuales dentro del texto.
1. DESCRIPTIVA: Permite representar con palabras el mundo real, dando características del objeto. En cuanto a su estructura, se caracteriza porque sigue las etapas:
• Tema: objeto que se describe.
• Aspectualización: se distinguen las partes del objeto que se describe; también sus cualidades y propiedades.
• Puesta en relación con el mundo exterior: se refiere al lugar y al tiempo en que se inserta y qué objetos próximos permiten definirlos, así como también a las variadas relaciones que puede establecer lo descrito con otros objetos y mundos, sobre la base de semejanzas.
• Tematización: esto significa que cualquiera de las partes de la descripción puede constituirse por sí misma en un nuevo tema.
2. EXPLICATIVA: Consiste en hacer comprender al interlocutor una idea o concepto que le resulta confuso (a juicio del emisor). Implica un contexto común entre ambos, sobre el cual es necesario hacer alguna aclaración. Se caracteriza por la existencia de las siguientes fases:
• Fase inicial: se genera a partir de un cuestionamiento en torno a un objeto complejo, difícil de entender y sobre el cual cabe una explicación: ¿por qué?
• Fase de respuesta: se procura dar claridad y respuesta a lo anterior. Se resume en un “porque”.
• Fase resolutiva: el objeto queda claro y entendido.
3. NARRATIVA: Cuenta cómo se van encadenando hechos para constituir una historia. Las características principales de su estructura son las siguientes:
• Situación inicial: se presenta o describe a un personaje o situación en un momento de equilibrio o estabilidad.
• Complicación o quiebre: un hecho inesperado interrumpe el equilibrio inicial del personaje o de la situación.
• Desenlace o resolución: momento en que se vuelve a instaurar el equilibrio.
4. ARGUMENTATIVA: En ella se exponen puntos de vista y se rebaten con el fin de convencer, persuadir o hacer cosas. Los elementos estructurales son: argumentos y punto de vista.
5. DIALÓGICA-CONVERSACIONAL: En este tipo de secuencia, la finalidad es preguntar, prometer, agradecer y excusarse, entre otras. En ella se manifiesta una serie de intervenciones de dos o más interlocutores.
FUENTE. TEXTO DEL ESTUDIANTE, 3RO. MEDIO 2011. LENGUAJE
El concepto de secuencia nace con E. Werlich. Sin embargo, es J. M. Adam quien lo retoma. Él postula que es incorrecto hablar de tipos de texto, pues no existen discursos puros, por lo cual solo podemos establecer la existencia de secuencias prototípicas. Para ello, Adam descubre que existen secuencias constituidas por enunciados con una organización de su estructura reconocible y estable. Es por todo lo anterior que Adam considera que es más adecuado hablar de “secuencias textuales” por sobre “tipos de textos”, porque la secuencia es un modo de segmentación para articular el texto.
J. M. Adam distingue cinco secuencias textuales prototípicas: la secuencia argumentativa, la secuencia descriptiva, la secuencia dialógica–conversacional, la secuencia explicativa y la secuencia narrativa.
Como es casi imposible encontrar textos puros, lo más común es encontrar diversas secuencias dentro de un texto. A modo de explicación de dicho fenómeno, Adam plantea la distinción entre secuencia dominante y secuencia secundaria. La primera alude a la que manifiesta mayor presencia en el texto. La segunda corresponde a la(s) secuencia(s) presente(s) en el texto sin ser dominante(s). Si una secuencia enmarca otra secuencia, se le llama secuencia envolvente.
Las secuencias se caracterizan por ser autónomas con respecto al texto, pese a que pueden mantener una relación de dependencia o independencia con él. Además, poseen una organización interna propia que se puede descomponer en diferentes partes. Finalmente, se combinan jerárquicamente con otras secuencias textuales dentro del texto.
1. DESCRIPTIVA: Permite representar con palabras el mundo real, dando características del objeto. En cuanto a su estructura, se caracteriza porque sigue las etapas:
• Tema: objeto que se describe.
• Aspectualización: se distinguen las partes del objeto que se describe; también sus cualidades y propiedades.
• Puesta en relación con el mundo exterior: se refiere al lugar y al tiempo en que se inserta y qué objetos próximos permiten definirlos, así como también a las variadas relaciones que puede establecer lo descrito con otros objetos y mundos, sobre la base de semejanzas.
• Tematización: esto significa que cualquiera de las partes de la descripción puede constituirse por sí misma en un nuevo tema.
2. EXPLICATIVA: Consiste en hacer comprender al interlocutor una idea o concepto que le resulta confuso (a juicio del emisor). Implica un contexto común entre ambos, sobre el cual es necesario hacer alguna aclaración. Se caracteriza por la existencia de las siguientes fases:
• Fase inicial: se genera a partir de un cuestionamiento en torno a un objeto complejo, difícil de entender y sobre el cual cabe una explicación: ¿por qué?
• Fase de respuesta: se procura dar claridad y respuesta a lo anterior. Se resume en un “porque”.
• Fase resolutiva: el objeto queda claro y entendido.
3. NARRATIVA: Cuenta cómo se van encadenando hechos para constituir una historia. Las características principales de su estructura son las siguientes:
• Situación inicial: se presenta o describe a un personaje o situación en un momento de equilibrio o estabilidad.
• Complicación o quiebre: un hecho inesperado interrumpe el equilibrio inicial del personaje o de la situación.
• Desenlace o resolución: momento en que se vuelve a instaurar el equilibrio.
4. ARGUMENTATIVA: En ella se exponen puntos de vista y se rebaten con el fin de convencer, persuadir o hacer cosas. Los elementos estructurales son: argumentos y punto de vista.
5. DIALÓGICA-CONVERSACIONAL: En este tipo de secuencia, la finalidad es preguntar, prometer, agradecer y excusarse, entre otras. En ella se manifiesta una serie de intervenciones de dos o más interlocutores.
FUENTE. TEXTO DEL ESTUDIANTE, 3RO. MEDIO 2011. LENGUAJE
LA SITUACIÓN ENUNCIATIVA DE LA ARGUMENTACIÓN
LA SITUACIÓN ENUNCIATIVA DE LA ARGUMENTACIÓN: La situación de enunciación del discurso argumentativo se caracteriza por la diferencia de puntos de vista o de posiciones que sostienen los protagonistas de ella –emisor y receptor– sobre el objeto o tema del discurso, que es un asunto polémico o susceptible de suscitar opiniones diversas. Se trata pues de una situación de encuentro y diálogo entre puntos de vista diferentes sobre los variados objetos que son materia de comunicación humana, que exige de las personas que intervienen en él exponer las razones que dan fundamento y validan su posición.
Tiene como finalidad convencer razonadamente o persuadir afectivamente a otros acerca de la validez de la posición que se sostiene y concitar su adhesión a ella o influir en los receptores para que modifiquen sus puntos de vista o asuman determinadas actitudes o comportamientos.
Dicha situación comunicativa se manifiesta en múltiples ocasiones de la vida de relación interpersonal. La encontramos con evidencia, por ejemplo, en los debates parlamentarios, en la discusión de una asamblea o reunión política o gremial, en la exposición de causas judiciales ante los tribunales, en espacios radiales o televisivos en que se plantean temas polémicos enfocados por personas que sostienen posiciones diferentes, a veces incluso antagónicos, sobre ellos.
De la misma manera, responden a situaciones argumentativas de comunicación los discursos que, en la forma de editoriales, artículos de crítica u opinión, cartas de los lectores, nos ofrecen los periódicos y revistas; como también, los textos que producen especialistas en materias específicas, por ejemplo científicos, filósofos, profesionales de distintas especialidades para exponer sus puntos de vista y/o debatir los de otros, o las teorías o proposiciones que otros han formulado.
Pero además de esas situaciones que corresponden más bien a la vida pública, el discurso argumentativo se hace presente con mucha frecuencia en la comunicación habitual entre las personas: una petición de permiso de los hijos a los padres para realizar una determinada actividad puede generar un intercambio de argumentos o razones y de contraargumentos si las posiciones que unos y otros sostienen son diferentes; los comentarios que se intercambian entre amigos acerca del resultado de una competencia deportiva, de la película que vieron, de un libro que han leído también dan ocasión de exponer puntos de vista distintos y de esgrimir las razones que dan fundamento a la posición que cada quien sostiene o defiende o las razones mediante las cuales se trata de anular la validez de la opinión que formulan los otros participantes en la discusión.
De la misma manera la argumentación se hace presente en los diálogos que entablamos con las personas que amamos a propósito de nuestros sentimientos, de los desacuerdos que se pueden haber producido en la relación, etc. y que exigen expresar tanto argumentos fundados en la razón como en la afectividad para convencer al otro, por ejemplo, sobre la sinceridad de nuestros sentimientos, sobre la intención o finalidad de una conducta o de palabras que hemos dicho, o para procurar llegar a acuerdos sobre proyectos en común, etc.
En ocasiones, en esas situaciones comunicativas de la vida cotidiana, la carencia de argumentos, la debilidad de ellos o el no saber exponer adecuadamente nuestras posiciones, nuestro pensamiento o sentir, o la negativa a considerar y comprender los de los otros puede conducir a graves problemas y conflictos de entendimiento, o a una incomunicación que afecta la vida de relación interpersonal, que imposibilita el diálogo y recluye a las personas en la soledad y el aislamiento o genera inhibiciones para exponer lo que se piensa.
De allí que la práctica del discurso argumentativo como medio de exponer nuestros puntos de vista con fundamento y de efectivo intercambio con los diferentes argumentos de otros, no sólo desarrolla nuestras competencias lingüísticas sino que favorece el desarrollo de actitudes de seguridad y confianza en nosotros mismos, de consideración y respeto por las posiciones o puntos de vista que sustentan otros, de capacidades para sostener y defender los nuestros, con fundamento y no de manera caprichosa o arbitraria y de aceptar modificarlos cuando los argumentos de los otros son efectivamente convincentes, así como de no dejarnos influir por ellos cuando responden a intenciones o posiciones que no compartimos.
A la variedad de situaciones de comunicación argumentativa que antes hemos señalado cabe agregar aquellas otras en las que el punto de vista del otro no está inmediata y realmente presente o, estándolo, no participa activamente en la situación, como acontece, por ejemplo, en una conferencia o exposición de un determinado tema en la que el enunciante formula y desarrolla su pensamiento, tesis o posición sin que quienes constituyen la audiencia manifiesten la suya.
Lo mismo acontece con editoriales y artículos periodísticos de opinión y crítica, o con trabajos escritos en los que el autor plantea su personal punto de vista entregando las razones o argumentos que le dan fundamento y validez. En todos esos casos, para que el discurso argumentativo sea eficaz en el logro de su finalidad que es convencer o persuadir al destinatario, el enunciante debe tener presente y considerar la posición del auditorio o lectores en la construcción de la argumentación que desarrolla en su discurso.
Es por ello que, en sus distintas manifestaciones, en la comunicación informal o formal, pública o privada, oral o escrita, inmediata o diferida o mediada, la situación de enunciación del discurso argumentativo tiene un carácter fundamentalmente dialógico. Esto incluso se da en la manifestación más íntima y personal del discurso argumentativo que es la del diálogo interno del ser humano consigo mismo en la que nos desdoblamos en emisor y receptor de discursos dichos a nosotros mismos que sostienen posiciones diversas, muchas veces opuestas y hasta contradictorias, procurando adquirir claridad sobre problemas o conflictos que nos aquejan o sopesar argumentos y razones que nos lleven a adoptar una decisión, a realizar una determinada acción, a modificar una conducta o a resolver alguna situación problemática.
Por el relieve que tiene en la sociedad contemporánea, se incorpora también en esta primera unidad la situación enunciativa argumentativa que produce la publicidad. Esta se caracteriza básicamente por la construcción de una argumentación que apelando a la razón, pero sobre todo seduciendo o persuadiendo a nivel emocional o de las expectativas del receptor, procura influir en él, en sus decisiones, convenciéndolo acerca de la conveniencia, provecho, beneficio que obtendrá con el producto publicitado o adhiriendo a la posición (política, ideológica, religiosa) que se proclama como deseable o rechazando otra que se descalifica o deroga.
La práctica de lectura de avisos y spots publicitarios, el reconocimiento de los elementos que constituyen su situación de enunciación y la percepción de los factores, motivaciones e intenciones mediante las cuales se procura alcanzar las finalidades de convencimiento, persuasión y seducción, es una práctica necesaria de desarrollar para manejarse con propiedad en un mundo como el actual en el que las personas están sometidas al constante asedio del poder de una publicidad que, con frecuencia, ejerce dominio sobre las conciencias, determina elecciones y decisiones e influye considerablemente sobre actitudes y comportamientos.
FUENTE: TEXTO DEL ESTUDIANTE LENGUAJE 2011, 3RO. MEDIO.
Tiene como finalidad convencer razonadamente o persuadir afectivamente a otros acerca de la validez de la posición que se sostiene y concitar su adhesión a ella o influir en los receptores para que modifiquen sus puntos de vista o asuman determinadas actitudes o comportamientos.
Dicha situación comunicativa se manifiesta en múltiples ocasiones de la vida de relación interpersonal. La encontramos con evidencia, por ejemplo, en los debates parlamentarios, en la discusión de una asamblea o reunión política o gremial, en la exposición de causas judiciales ante los tribunales, en espacios radiales o televisivos en que se plantean temas polémicos enfocados por personas que sostienen posiciones diferentes, a veces incluso antagónicos, sobre ellos.
De la misma manera, responden a situaciones argumentativas de comunicación los discursos que, en la forma de editoriales, artículos de crítica u opinión, cartas de los lectores, nos ofrecen los periódicos y revistas; como también, los textos que producen especialistas en materias específicas, por ejemplo científicos, filósofos, profesionales de distintas especialidades para exponer sus puntos de vista y/o debatir los de otros, o las teorías o proposiciones que otros han formulado.
Pero además de esas situaciones que corresponden más bien a la vida pública, el discurso argumentativo se hace presente con mucha frecuencia en la comunicación habitual entre las personas: una petición de permiso de los hijos a los padres para realizar una determinada actividad puede generar un intercambio de argumentos o razones y de contraargumentos si las posiciones que unos y otros sostienen son diferentes; los comentarios que se intercambian entre amigos acerca del resultado de una competencia deportiva, de la película que vieron, de un libro que han leído también dan ocasión de exponer puntos de vista distintos y de esgrimir las razones que dan fundamento a la posición que cada quien sostiene o defiende o las razones mediante las cuales se trata de anular la validez de la opinión que formulan los otros participantes en la discusión.
De la misma manera la argumentación se hace presente en los diálogos que entablamos con las personas que amamos a propósito de nuestros sentimientos, de los desacuerdos que se pueden haber producido en la relación, etc. y que exigen expresar tanto argumentos fundados en la razón como en la afectividad para convencer al otro, por ejemplo, sobre la sinceridad de nuestros sentimientos, sobre la intención o finalidad de una conducta o de palabras que hemos dicho, o para procurar llegar a acuerdos sobre proyectos en común, etc.
En ocasiones, en esas situaciones comunicativas de la vida cotidiana, la carencia de argumentos, la debilidad de ellos o el no saber exponer adecuadamente nuestras posiciones, nuestro pensamiento o sentir, o la negativa a considerar y comprender los de los otros puede conducir a graves problemas y conflictos de entendimiento, o a una incomunicación que afecta la vida de relación interpersonal, que imposibilita el diálogo y recluye a las personas en la soledad y el aislamiento o genera inhibiciones para exponer lo que se piensa.
De allí que la práctica del discurso argumentativo como medio de exponer nuestros puntos de vista con fundamento y de efectivo intercambio con los diferentes argumentos de otros, no sólo desarrolla nuestras competencias lingüísticas sino que favorece el desarrollo de actitudes de seguridad y confianza en nosotros mismos, de consideración y respeto por las posiciones o puntos de vista que sustentan otros, de capacidades para sostener y defender los nuestros, con fundamento y no de manera caprichosa o arbitraria y de aceptar modificarlos cuando los argumentos de los otros son efectivamente convincentes, así como de no dejarnos influir por ellos cuando responden a intenciones o posiciones que no compartimos.
A la variedad de situaciones de comunicación argumentativa que antes hemos señalado cabe agregar aquellas otras en las que el punto de vista del otro no está inmediata y realmente presente o, estándolo, no participa activamente en la situación, como acontece, por ejemplo, en una conferencia o exposición de un determinado tema en la que el enunciante formula y desarrolla su pensamiento, tesis o posición sin que quienes constituyen la audiencia manifiesten la suya.
Lo mismo acontece con editoriales y artículos periodísticos de opinión y crítica, o con trabajos escritos en los que el autor plantea su personal punto de vista entregando las razones o argumentos que le dan fundamento y validez. En todos esos casos, para que el discurso argumentativo sea eficaz en el logro de su finalidad que es convencer o persuadir al destinatario, el enunciante debe tener presente y considerar la posición del auditorio o lectores en la construcción de la argumentación que desarrolla en su discurso.
Es por ello que, en sus distintas manifestaciones, en la comunicación informal o formal, pública o privada, oral o escrita, inmediata o diferida o mediada, la situación de enunciación del discurso argumentativo tiene un carácter fundamentalmente dialógico. Esto incluso se da en la manifestación más íntima y personal del discurso argumentativo que es la del diálogo interno del ser humano consigo mismo en la que nos desdoblamos en emisor y receptor de discursos dichos a nosotros mismos que sostienen posiciones diversas, muchas veces opuestas y hasta contradictorias, procurando adquirir claridad sobre problemas o conflictos que nos aquejan o sopesar argumentos y razones que nos lleven a adoptar una decisión, a realizar una determinada acción, a modificar una conducta o a resolver alguna situación problemática.
Por el relieve que tiene en la sociedad contemporánea, se incorpora también en esta primera unidad la situación enunciativa argumentativa que produce la publicidad. Esta se caracteriza básicamente por la construcción de una argumentación que apelando a la razón, pero sobre todo seduciendo o persuadiendo a nivel emocional o de las expectativas del receptor, procura influir en él, en sus decisiones, convenciéndolo acerca de la conveniencia, provecho, beneficio que obtendrá con el producto publicitado o adhiriendo a la posición (política, ideológica, religiosa) que se proclama como deseable o rechazando otra que se descalifica o deroga.
La práctica de lectura de avisos y spots publicitarios, el reconocimiento de los elementos que constituyen su situación de enunciación y la percepción de los factores, motivaciones e intenciones mediante las cuales se procura alcanzar las finalidades de convencimiento, persuasión y seducción, es una práctica necesaria de desarrollar para manejarse con propiedad en un mundo como el actual en el que las personas están sometidas al constante asedio del poder de una publicidad que, con frecuencia, ejerce dominio sobre las conciencias, determina elecciones y decisiones e influye considerablemente sobre actitudes y comportamientos.
FUENTE: TEXTO DEL ESTUDIANTE LENGUAJE 2011, 3RO. MEDIO.
SITUACIÓN DE ENUNCIACIÓN DE LOS MMC
SITUACIÓN DE ENUNCIACIÓN DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN: Al igual que en cualquier situación comunicativa, los medios masivos de comunicación también establecen una relación particular entre el emisor y el receptor. En general se trata de un emisor colectivo, constituido como grupo editorial que manifiesta una visión institucional de la realidad. Los mensajes de los medios obedecen a diferentes propósitos y según estos los mensajes cobran diferentes formas: noticieros para informar, teleseries para entretener, columnas para formar opinión, etc.
El receptor de estos mensajes es también colectivo. Suele estar estratificado, es decir, los medios segmentan y dirigen mensajes pensando en un perfil específico de receptor (adulto, juvenil, infantil, por ejemplo).
Lo particular de la situación comunicativa de los medios, es que el emisor y el receptor asumen que se habla de la realidad; así, no se crea un mundo por medio de la palabra, sino que se emplea la palabra, el sonido y la imagen para hablar del mundo.
Los mensajes de los medios no siempre son fieles a la realidad, y por ello, el ejercicio de una recepción crítica es fundamental para formarse una opinión del mundo, es decir, puedes contraponer tu propia visión de la realidad con la de los discursos mediáticos.
EMISOR: (COLECTIVO) Grupo editorial.
RECEPTOR: (MASIVO) Grupo Social.
MENSAJE: Noticia, reportaje, reseña (géneros informativos)
Columna, editorial, artículo de opinión, crítica especializada cultural,
de espectáculos, cinematográfica,... (géneros de opinión)
Crónica, Reportaje interpretativo (géneros mixtos).
El receptor de estos mensajes es también colectivo. Suele estar estratificado, es decir, los medios segmentan y dirigen mensajes pensando en un perfil específico de receptor (adulto, juvenil, infantil, por ejemplo).
Lo particular de la situación comunicativa de los medios, es que el emisor y el receptor asumen que se habla de la realidad; así, no se crea un mundo por medio de la palabra, sino que se emplea la palabra, el sonido y la imagen para hablar del mundo.
Los mensajes de los medios no siempre son fieles a la realidad, y por ello, el ejercicio de una recepción crítica es fundamental para formarse una opinión del mundo, es decir, puedes contraponer tu propia visión de la realidad con la de los discursos mediáticos.
EMISOR: (COLECTIVO) Grupo editorial.
RECEPTOR: (MASIVO) Grupo Social.
MENSAJE: Noticia, reportaje, reseña (géneros informativos)
Columna, editorial, artículo de opinión, crítica especializada cultural,
de espectáculos, cinematográfica,... (géneros de opinión)
Crónica, Reportaje interpretativo (géneros mixtos).
SITUACIÓN DE ENUNCIACIÓN DISCURSO EXPOSITIVO
SITUACIÓN DE ENUNCIACIÓN DEL DISCURSO EXPOSITIVO: El discurso expositivo se caracteriza porque en él la intención comunicativa es la de informar. Esto implica que su propósito fundamental sea la transmisión e intercambio de conocimientos. Así, lo que predomina en el discurso expositivo es la información acerca de una diversidad de temas, hechos, personas, situaciones, etc., que se explican o se exponen a fin de que un receptor comprenda los contenidos hasta entonces desconocidos total o parcialmente por él. Al ser fundamentalmente informativo, en este tipo de discurso predominará la función referencial del lenguaje.
La situación de enunciación del discurso expositivo se caracteriza porque el emisor sabe sobre el tema que expone y el receptor lo desconoce o lo sabe en menor medida. En otras palabras, los interlocutores se diferencian porque no presentan el mismo grado de conocimiento sobre el tema que se desarrolla en el discurso.
En cuanto a las relaciones que se establecen entre los participantes de una situación comunicativa en que el discurso expositivo predomina, se puede afirmar que en dicho caso existe una relación de asimetría (desigualdad). Esto porque el emisor está en una posición de mayor grado de conocimiento de la materia del discurso, que la del receptor. Por ejemplo, cuando un(a) profesor(a) expone una materia nueva a sus alumnos y alumnas, estos aumentan su grado de conocimiento sobre la materia o asunto expuesto, o bien se informan por primera vez sobre él.
Por otra parte, los contenidos que se desarrollan en cada instancia comunicativa en la que hay un predominio de este tipo de discurso, son de diversa índole, porque obedecen a las motivaciones particulares de los sujetos que participan en ella.
El discurso expositivo generalmente se desarrolla en situaciones formales de enunciación como charlas, congresos, clases, disertaciones, libros, artículos, etc. Sin embargo, también puede darse en situaciones informales como una conversación entre amigos, compañeros de trabajo, familiares, etc., en que hay un emisor que informa a otros acerca de un tema. Recordemos que en el caso de una conversación predominará el discurso dialógico, sin que esto impida que la exposición pueda tener lugar en menor medida dentro del marco de aquel.
La situación de enunciación del discurso expositivo se caracteriza porque el emisor sabe sobre el tema que expone y el receptor lo desconoce o lo sabe en menor medida. En otras palabras, los interlocutores se diferencian porque no presentan el mismo grado de conocimiento sobre el tema que se desarrolla en el discurso.
En cuanto a las relaciones que se establecen entre los participantes de una situación comunicativa en que el discurso expositivo predomina, se puede afirmar que en dicho caso existe una relación de asimetría (desigualdad). Esto porque el emisor está en una posición de mayor grado de conocimiento de la materia del discurso, que la del receptor. Por ejemplo, cuando un(a) profesor(a) expone una materia nueva a sus alumnos y alumnas, estos aumentan su grado de conocimiento sobre la materia o asunto expuesto, o bien se informan por primera vez sobre él.
Por otra parte, los contenidos que se desarrollan en cada instancia comunicativa en la que hay un predominio de este tipo de discurso, son de diversa índole, porque obedecen a las motivaciones particulares de los sujetos que participan en ella.
El discurso expositivo generalmente se desarrolla en situaciones formales de enunciación como charlas, congresos, clases, disertaciones, libros, artículos, etc. Sin embargo, también puede darse en situaciones informales como una conversación entre amigos, compañeros de trabajo, familiares, etc., en que hay un emisor que informa a otros acerca de un tema. Recordemos que en el caso de una conversación predominará el discurso dialógico, sin que esto impida que la exposición pueda tener lugar en menor medida dentro del marco de aquel.
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